El trigo cultivado es un ingrediente innovador que está ganando protagonismo en la industria de la panadería por su doble función como conservante natural y potenciador del sabor. Derivado de la fermentación del trigo mediante bacterias específicas, como Propionibacterium freudenreichii, el trigo cultivado proporciona una alternativa de etiqueta limpia a los conservantes sintéticos, respondiendo a la demanda de los consumidores de opciones alimentarias más saludables y transparentes. Sus notables propiedades antimicrobianas ayudan a prolongar la vida útil de diversos productos horneados, incluidos panes, pasteles y galletas, lo que lo convierte en una solución versátil en las prácticas de panadería modernas.